CRISTO
NUESTRO
REFUGIO
Josué 20:1-9
Las ciudades de refugio ilustran a Jesús
Las
ciudades de refugio ilustran la protección de Cristo al que es acusado y
perseguido injustamente, y el castigo a quien realmente es culpable.
• Sólo en la ciudad de refugio había
protección. Sólo en Cristo hay protección.
• Las ciudades de refugio eran para el
israelita y para el extranjero. Dios no hace acepción de personas.
• Las ciudades de refugio eran la única
oportunidad que tenía el acusado; Cristo es nuestra única esperanza.
Cristo
es el refugio, la expiación, la única esperanza para el pecador arrepentido.
No hay pecado tan grande que Dios no pueda
perdonar.
Estas
ciudades eran una ilustración de Jesús quien es nuestro Refugio; pero… y los
que realmente son culpables. ¿Qué pecados podían ser perdonados según el
sistema sacrificial de Israel? ¿Qué esperanza tienen los que realmente son
culpables? ¿Qué esperanza tiene el pecador?
Las
ciudades de refugio eran solamente para los inocentes; pero en Jesús aun los
culpables tienen esperanza. En Jesús hay perdón y protección.
I. El origen
de su designación. Fue:
1. DE ORIGEN DIVINO.
El Señor
dijo: “Señalaos las ciudades de refugio”. Estas ciudades fueron luego
santificadas, o separadas, según la voluntad de Dios. Son indudablemente una
prefiguración de Cristo (Hebreos
6:18), que por nuestra causa se santificó (separó) a Sí mismo, según la
voluntad de Dios. Desde luego, sería un consuelo para el refugiado, al entrar
en la ciudad, saber que estaba en el refugio
designado por Dios. Así nosotros podemos tener fuerte
consolación, los que hemos huido en pos de refugio. No hay seguridad sino en
estar donde y ser lo que Dios quisiera que fuéramos.
2. MISERICORDIOSO. Tenían que ver
especialmente con los homicidas.
¡Qué gracia la del
Señor de pensar en las tales, y dar provisión para los que verdaderamente
sintieran su necesidad de misericordia presente y
de protección
justa! Esto se encontraba en cada una de estas
ciudades, y esto es lo que necesita profundamente cada pecador, y esto es lo
que encontramos en Jesús.
Misericordia para perdonar, gracia para ayudar, y el poder de la justicia para
proteger. Él es el justificador de cada uno que cree en Jesús. Como pecadores
culpables, necesitamos más que un mero refugio: necesitamos una justificación justa,
y Cristo es todo esto.
II. Significado de los nombres de estas
ciudades. Al examinar lo que significa
los nombres de estas ciudades, destaca la característica distintiva de cada una de
ellas, al mostrar alguna característica particular del carácter de Cristo, y
cuando se toman como un todo ilustran la suficiencia de Cristo como Refugio
para afrontar toda nuestra necesidad,
que
es la necesidad de
todos.
1. CEDES (lugar
santo). Un refugio para los inmundos.
La santidad de Jesús
y la pecaminosidad del hombre es lo que se sugiere aquí de manera simultánea.
No se pueden negar ninguna de estas verdades: ambas están claramente enseñadas
en la Escritura. La santidad de Jesucristo viene a ser la esperanza de los
inmundos. Solo lo limpio puede limpiar. Los injustos solo pueden encontrar
refugio en la justicia de Dios. La obra acabada de Cristo da un santo
escondedero, porque solo allí son los inmundos hechos santos. No hay
purificación para los inmundos aparte de la fuente abierta para el pecado (Zacarías
13:1).
2.
SIQUEM (Hombro). Un refugio para los fatigados. La oveja perdida
encontró
seguridad y reposo sobre los hombros del Pastor (Mateo 11:28; Lucas 15:5). Él es Salvador, y Salvador
poderoso. “El principado [es] sobre su hombro.” (Isa 9:6) No hallaremos reposo si nos
gobernamos a nosotros mismos, pero los fatigados pueden encontrar reposo bajo
su gobierno. Cuando confiamos nos
apoyamos no solo en su mérito,
sino también en su omnipotencia, o más bien en su omnipotente mérito. Cuando
estamos sobre el hombro, la fuerza del portador está debajo nuestro. ¡Qué
refugio para el niño fatigado es el hombro de su amante padre! Cristo ha
llevado nuestra carga sobre su hombro.
3. HEBRÓN (comunión). Un
refugio para los sin hogar. El hombre es espiritualmente un errante sin
hogar, como la paloma de Noé.
Fuera del arca no se encuentra reposo, ni comunión, ni seguridad. El pródigo
sin hogar encontró refugio en la casa del padre y en la comunión del padre.
«Comamos», etc. Jesucristo es el único Hebrón para el alma. No hay comunión con
el Padre excepto por medio de Él (1Juan 1:3). No se trata del refugio de una cárcel solitaria, sino en el pecho de un ser amante y amado. ¡Qué
refugio es el hogar del marino después de una peligrosa travesía. Así es Jesús
para el alma un refugio de amor y comunión (Juan 17:21).
4.
BÉSER
(fortaleza). Un refugio para los indefensos.
El hombre no solo es pecador, sino que es también un pecador impotente.
En el caso del homicida, no debía haber nada de autoprotección,
y así
es para con nosotros. Estamos “sin fuerza”. Torre fuerte es el Nombre del Señor, y a ella huirán los justos, y
tendrán protección. Huye de la justicia de Dios a la misericordia de Dios. La
misericordia de Dios en Cristo es una fortaleza que nunca puede ceder. No
importa lo impotente que te encuentres, ahí estás eternamente a salvo. Jesús es
el único Béser, mientras que todas las otras fortalezas fallarán y caerán como
los muros de Jericó, por mucho que se cierren las puertas (Mat 7:27).
5.
RAMOT (exaltada). Un refugio para los desesperanzados. Por
naturaleza no solo estamos sin fuerza, sino también sin esperanza en el mundo (Efe
2:12). Los que esperan en el mundo no tienen esperanza. Hemos de esperar fuera
del mundo. Él
es nuestra esperanza, exaltado a
la diestra del Padre con un nombre por sobre todo nombre,
elevado y exaltado. Jesús
es nuestro Ramot. Si estás abatido, y te sientes desesperanzado en el mundo,
mira arriba. Jesús es un Refugio para ti. “Y Yo, si soy levantado de la tierra,
a todos atraeré a mí mismo.” (Juan 12:32). Huye a Él para que Él te oculte,
y luego tú serás exaltado con Él. Ninguna montaña pudo salvar del diluvio; los
salvos fueron levantados en el arca. Él es el Arca de esperanza.
6. GOLÁN (separado). Un
refugio para los tentados. Muchos cristianos son muy tentados en el mundo
porque se entremeten mucho con el mundo; no han escapado a Jesús como su ciudad de separación.
No se han vuelto exiliados con Él y por su causa. Aunque Él dice: ”Salid de en medio de ellos, y
apartaos, dice el Señor, y Yo os acogeré” (2 Cor 6:17), sin embargo no huyen a Él, y es
frecuente que el tentador los alcance. Él se apartó a Sí mismo por nuestra
causa, para poder socorrer a los que son tentados. Golán es la última ciudad
mencionada. La separación del mundo y hacia Dios suele ser el último refugio
que se busca. Jesús tiene que ser nuestro Todo en Todo si queremos quedar
perfectamente refugiados de la maldición, del mundo, de la carne y del diablo.
Al quedar envueltos en los brazos de su poder omnipotente, y reposar en el seno de su amor infinito, podemos decir con un corazón descansado y gozoso: “Dios es nuestro refugio y nuestra fortaleza”. Por estos nombres aprendemos que en Cristo tenemos 1) Santidad, 2) Reposo, 3) Comunión, 4) Seguridad, 5) Exaltación, 6) Separación.