viernes, 12 de marzo de 2021

Cristo Nuestro Refugio

CRISTO NUESTRO REFUGIO

Jos 20:1-9

Las ciudades de refugio ilustran a Jesús

Las ciudades de refugio ilustran la protección de Cristo al que es acusado y perseguido injustamente, y el castigo a quien realmente es culpable.

•          Sólo en la ciudad de refugio había protección. Sólo en Cristo hay protección.

•          Las ciudades de refugio eran para el israelita y para el extranjero. Dios no hace acepción de personas.

•          Las ciudades de refugio eran la única oportunidad que tenía el acusado; Cristo es nuestra única esperanza.

Cristo es el refugio, la expiación, la única esperanza para el pecador arrepentido.

No hay pecado tan grande que Dios no pueda perdonar.

Estas ciudades eran una ilustración de Jesús quien es nuestro Refugio; pero… y los que realmente son culpables. ¿Qué pecados podían ser perdonados según el sistema sacrificial de Israel? ¿Qué esperanza tienen los que realmente son culpables? ¿Qué esperanza tiene el pecador?

Las ciudades de refugio eran solamente para los inocentes; pero en Jesús aun los culpables tienen esperanza. En Jesús hay perdón y protección.


I. El origen de su designación. Fue:

1. DE ORIGEN DIVINO. El Señor dijo: Señalaos las ciudades de refugio. Estas ciudades fueron luego santificadas, o separadas, según la voluntad de Dios. Son indudablemente una prefiguración de Cristo (Hebreos 6:18), que por nuestra causa se santificó (separó) a Sí mismo, según la voluntad de Dios. Desde luego, sería un consuelo para el refugiado, al entrar en la ciudad, saber que estaba en el refugio designado por Dios. Así nosotros podemos tener fuerte consolación, los que hemos huido en pos de refugio. No hay seguridad sino en estar donde y ser lo que Dios quisiera que fuéramos.

2. MISERICORDIOSO. Tenían que ver especialmente con los homicidas. ¡Qué gracia la del Señor de pensar en las tales, y dar provisión para los que verdaderamente sintieran su necesidad de misericordia presente y de protección justa! Esto se encontraba en cada una de estas ciudades, y esto es lo que necesita profundamente cada pecador, y esto es lo que encontramos en Jesús. Misericordia para perdonar, gracia para ayudar, y el poder de la justicia para proteger. Él es el justificador de cada uno que cree en Jesús. Como pecadores culpables, necesitamos más que un mero refugio: necesitamos una justificación justa, y Cristo es todo esto.


II. Significa
do de los nombres de estas ciudades. Al examinar lo que significa los nombres de estas ciudades, destaca la característica distintiva de cada una de ellas, al mostrar alguna característica particular del carácter de Cristo, y cuando se toman como un todo ilustran la suficiencia de Cristo como Refugio para afrontar toda nuestra necesidad, que es la necesidad de todos.

1. CEDES (lugar santo). Un refugio para los inmundos. La santidad de Jesús y la pecaminosidad del hombre es lo que se sugiere aquí de manera simultánea. No se pueden negar ninguna de estas verdades: ambas están claramente enseñadas en la Escritura. La santidad de Jesucristo viene a ser la esperanza de los inmundos. Solo lo limpio puede limpiar. Los injustos solo pueden encontrar refugio en la justicia de Dios. La obra acabada de Cristo da un santo escondedero, porque solo allí son los inmundos hechos santos. No hay purificación para los inmundos aparte de la fuente abierta para el pecado (Zacarías 13:1).

2. SIQUEM (Hombro). Un refugio para los fatigados. La oveja perdida encontró seguridad y reposo sobre los hombros del Pastor (Mateo 11:28; Lucas 15:5). Él es Salvador, y Salvador poderoso. “El principado [es] sobre su hombro.” (Isa 9:6) No hallaremos reposo si nos gobernamos a nosotros mismos, pero los fatigados pueden encontrar reposo bajo su gobierno. Cuando confiamos nos apoyamos no solo en su mérito, sino también en su omnipotencia, o más bien en su omnipotente mérito. Cuando estamos sobre el hombro, la fuerza del portador está debajo nuestro. ¡Qué refugio para el niño fatigado es el hombro de su amante padre! Cristo ha llevado nuestra carga sobre su hombro.

3. HEBRÓN (comunión). Un refugio para los sin hogar. El hombre es espiritualmente un errante sin hogar, como la paloma de Noé. Fuera del arca no se encuentra reposo, ni comunión, ni seguridad. El pródigo sin hogar encontró refugio en la casa del padre y en la comunión del padre. «Comamos», etc. Jesucristo es el único Hebrón para el alma. No hay comunión con el Padre excepto por medio de Él (1Juan 1:3). No se trata del refugio de una cárcel solitaria, sino en el pecho de un ser amante y amado. ¡Qué refugio es el hogar del marino después de una peligrosa travesía. Así es Jesús para el alma un refugio de amor y comunión (Juan 17:21).

4. BÉSER (fortaleza). Un refugio para los indefensos. El hombre no solo es pecador, sino que es también un pecador impotente. En el caso del homicida, no debía haber nada de autoprotección, y así es para con nosotros. Estamos “sin fuerza. Torre fuerte es el Nombre del Señor, y a ella huirán los justos, y tendrán protección. Huye de la justicia de Dios a la misericordia de Dios. La misericordia de Dios en Cristo es una fortaleza que nunca puede ceder. No importa lo impotente que te encuentres, ahí estás eternamente a salvo. Jesús es el único Béser, mientras que todas las otras fortalezas fallarán y caerán como los muros de Jericó, por mucho que se cierren las puertas (Mat 7:27).

5. RAMOT (exaltada). Un refugio para los desesperanzados. Por naturaleza no solo estamos sin fuerza, sino también sin esperanza en el mundo (Efe 2:12). Los que esperan en el mundo no tienen esperanza. Hemos de esperar fuera del mundo. Él es nuestra esperanza, exaltado a la diestra del Padre con un nombre por sobre todo nombre, elevado y exaltado. Jesús es nuestro Ramot. Si estás abatido, y te sientes desesperanzado en el mundo, mira arriba. Jesús es un Refugio para ti. “Y Yo, si soy levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo.” (Juan 12:32). Huye a Él para que Él te oculte, y luego tú serás exaltado con Él. Ninguna montaña pudo salvar del diluvio; los salvos fueron levantados en el arca. Él es el Arca de esperanza.

6. GOLÁN (separado). Un refugio para los tentados. Muchos cristianos son muy tentados en el mundo porque se entremeten mucho con el mundo; no han escapado a Jesús como su ciudad de separación. No se han vuelto exiliados con Él y por su causa. Aunque Él dice: Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y Yo os acogeré” (2 Cor 6:17), sin embargo no huyen a Él, y es frecuente que el tentador los alcance. Él se apartó a Sí mismo por nuestra causa, para poder socorrer a los que son tentados. Golán es la última ciudad mencionada. La separación del mundo y hacia Dios suele ser el último refugio que se busca. Jesús tiene que ser nuestro Todo en Todo si queremos quedar perfectamente refugiados de la maldición, del mundo, de la carne y del diablo.

Al quedar envueltos en los brazos de su poder omnipotente, y reposar en el seno de su amor infinito, podemos decir con un corazón descansado y gozoso: “Dios es nuestro refugio y nuestra fortaleza. Por estos nombres aprendemos que en Cristo tenemos 1) Santidad, 2) Reposo, 3) Comunión, 4) Seguridad, 5) Exaltación, 6) Separación.