"Por el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte, para que así como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva".
(Romanos 6:4)
El cuarto aspecto que consideraremos dentro de los primeros pasos a seguir por un nuevo creyente, es el bautismo en agua. Primero que nada, debemos entender que el bautismo no es un requerimiento para la salvación. Como ya sabemos, la salvación es un regalo provisto por el sacrificio de Jesús que se vuelve efectivo en una persona solo mediante el arrepentimiento y confianza en Él. Ningún mérito u obra se requiere de parte del pecador.
De tal forma que el bautismo no influye en la salvación de los pecadores. Sin embargo, el bautismo es una manifestación de una fe genuina en Jesucristo. Una persona que realmente se ha rendido a Él como Señor y Salvador, tendrá el deseo de obedecerle en todo. Y una de las primeras formas de expresar esa obediencia es cumpliendo con Su mandato de bautizarnos.
En realidad, el bautismo en agua es una señal exterior de algo que ya sucedió en tu interior. En el momento de la conversión fuiste perdonado y justificado delante de Dios, por lo que has muerto a tu antigua vida de pecado. El bautismo tiene como fin representar ese cambio. Como leemos en Romanos 6:4, al introducirnos en las aguas manifestamos nuestra muerte a la antigua vida, y al salir de las aguas manifestamos la vida nueva que tenemos en el Salvador resucitado.
La oportunidad para bautizarte en agua se presentara pronto y es bueno aprovechar la oportunidad. De esta forma estás manifestando a tus hermanos en la fe tu genuina conversión a Jesucristo.
Un aspecto final acerca del bautismo, pero no menos importante, es que éste debe ser administrado en el Nombre de Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (ver Mateo 28:19). Al expresar nuestra muerte y nueva vida en el bautismo en agua, también estamos manifestando que ahora consagramos nuestras vidas para la gloria del Dios único el cual, de acuerdo a las Escrituras, es eternamente el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo (conforme crezcas en tu conocimiento de la Palabra de Dios, comprenderás un poco mejor la doctrina de la Trinidad).
Una vez que hayas completado estos primeros pasos (leer la Biblia, orar a Dios, asistir a la iglesia y bautizarte en agua), habrás apenas iniciado el trayecto por un largo camino que, como dijimos, estará lleno de obstáculos y luchas. Pero en el cual Dios te llevará a cada paso hasta que puedas declarar como el apóstol Pablo: "Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni las potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor que Dios nos ha mostrado en Cristo Jesús nuestro Señor" (Romanos 8:38-39).
También te sugiero que hables con tu discipulador para que te enseñe a través de los manuales que componen nuestros diversos materiales que consisten en una serie de lecciones con las cuales conocerás las doctrinas básicas de la fe Cristiana
(Romanos 6:4)
El cuarto aspecto que consideraremos dentro de los primeros pasos a seguir por un nuevo creyente, es el bautismo en agua. Primero que nada, debemos entender que el bautismo no es un requerimiento para la salvación. Como ya sabemos, la salvación es un regalo provisto por el sacrificio de Jesús que se vuelve efectivo en una persona solo mediante el arrepentimiento y confianza en Él. Ningún mérito u obra se requiere de parte del pecador.
De tal forma que el bautismo no influye en la salvación de los pecadores. Sin embargo, el bautismo es una manifestación de una fe genuina en Jesucristo. Una persona que realmente se ha rendido a Él como Señor y Salvador, tendrá el deseo de obedecerle en todo. Y una de las primeras formas de expresar esa obediencia es cumpliendo con Su mandato de bautizarnos.
En realidad, el bautismo en agua es una señal exterior de algo que ya sucedió en tu interior. En el momento de la conversión fuiste perdonado y justificado delante de Dios, por lo que has muerto a tu antigua vida de pecado. El bautismo tiene como fin representar ese cambio. Como leemos en Romanos 6:4, al introducirnos en las aguas manifestamos nuestra muerte a la antigua vida, y al salir de las aguas manifestamos la vida nueva que tenemos en el Salvador resucitado.
La oportunidad para bautizarte en agua se presentara pronto y es bueno aprovechar la oportunidad. De esta forma estás manifestando a tus hermanos en la fe tu genuina conversión a Jesucristo.
Un aspecto final acerca del bautismo, pero no menos importante, es que éste debe ser administrado en el Nombre de Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (ver Mateo 28:19). Al expresar nuestra muerte y nueva vida en el bautismo en agua, también estamos manifestando que ahora consagramos nuestras vidas para la gloria del Dios único el cual, de acuerdo a las Escrituras, es eternamente el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo (conforme crezcas en tu conocimiento de la Palabra de Dios, comprenderás un poco mejor la doctrina de la Trinidad).
Una vez que hayas completado estos primeros pasos (leer la Biblia, orar a Dios, asistir a la iglesia y bautizarte en agua), habrás apenas iniciado el trayecto por un largo camino que, como dijimos, estará lleno de obstáculos y luchas. Pero en el cual Dios te llevará a cada paso hasta que puedas declarar como el apóstol Pablo: "Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni las potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor que Dios nos ha mostrado en Cristo Jesús nuestro Señor" (Romanos 8:38-39).
También te sugiero que hables con tu discipulador para que te enseñe a través de los manuales que componen nuestros diversos materiales que consisten en una serie de lecciones con las cuales conocerás las doctrinas básicas de la fe Cristiana